Piñera: El hombre de las mil vidas
EXPERIENCIA EMPRESARIAL

Piñera: El hombre de las mil vidas

Forjó de cero una de las mayores fortunas de Chile. Amado y criticado. Controvertido, como todo personaje que se precie de tal, Sebastián Piñera dejó una huella en el mundo de los negocios y en la esfera política que traspasó las fronteras de su país. Una partida abrupta, pero no ajena a esa inclinación por el riesgo que lo caracterizó y que lo convirtió en uno de los empresarios más destacados de la región.


Por Claudia Carranza

El orden de los factores no altera el producto, dice la propiedad conmutativa de la multiplicación. Y siendo un hombre de números, esto queda plasmado al hablar de Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, reconocido empresario y político chileno, o viceversa. Y es que el dos veces Presidente de la República de Chile fue un protagonista rutilante en ambos campos.

Sin embargo, el hombre de negocios fue primero. Catalogado por la revista Forbes como un “tiburón” de las finanzas, este ingeniero comercial de la Universidad Católica de Chile y doctor en economía de Harvard, construyó su fortuna desde cero. La cuarta más grande de Chile, de acuerdo al ranking elaborado por CEO World Magazine poco antes de su muerte en las aguas del Lago Ranco, en el sur del país. De acuerdo a la publicación, su patrimonio ascendía a US$ 2.700 millones.

Competitivo, trabajador, líder, culto, entretenido, conversador. Buen amigo de sus amigos, incombustible, amante del riesgo. Son algunos de los calificativos que se repiten al hablar de Sebastián Piñera, a los que hay que sumar su innegable capacidad para hacer dinero, que en ocasiones lo llevó a estar en el ojo del huracán y a poner en tela de juicio sus límites éticos. Dicen que el gusto por los negocios lo acompañó siempre. Así como el olfato para convertir en oro lo que tocaba. Quizás de forma premonitoria su madre, doña Magdalena Echenique Rozas, lo llamaba cariñosamente “Chatito de Oro”, agregando el adjetivo áureo al apodo con que sus hermanos lo bautizaron en su infancia y que aludía a su baja estatura. Al concluir sus estudios en Harvard volvió a Chile, donde trabajó como docente en diversas escuelas de Economía, faceta académica que mantuvo hasta la década de los 90. Además, fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial.

“Fue visto como díscolo o como alguien demasiado independiente. Lo que uno veía desde afuera es que nunca perteneció a la ‘familia’ de los empresarios” — AXEL CALLÍS, SOCIÓLOGO.

Sus primeros pasos en el mundo empresarial los dio en el sector inmobiliario, cuando en 1976 participó en la Constructora Toltén, dedicada a la compra de terrenos en las comunas de La Florida, Macul y Peñalolén para construir viviendas y venderlas. Paralelamente, ingresó como socio a Ingeniería Financiera y Comercial Ltda. (Infinco), empresa de asesorías financieras y evaluación de proyectos, de la que asumió su gerencia general y que lo vincularía más tarde al Banco de Talca. Un episodio del que no se pudo desmarcar a lo largo de su vida y que estará presente como una sombra al hablar de su trayectoria empresarial.

En 1979 vendría uno de sus negocios más mediáticos, al crear desde Infinco la Sociedad de Tarjetas de Créditos Bancarias (Bancard SA) y lograr la representación exclusiva para la llegada de Visa y Mastercard a Chile. Marcaría también el inicio de sus incursiones en el mundo bursátil. Y de su fortuna. Pero no nos adelantemos.

Antes de hacer un recorrido por sus diferentes negocios, detengámonos un segundo en la esencia del Piñera empresario. Para Nicolás Noguera, quien fue durante años su brazo derecho y gerente general de Odisea (family office de Piñera), su legado empresarial tiene que ver con su forma de trabajar y hacer las cosas. “Se podría resumir en la importancia de generar una cultura de excelencia en toda empresa. Una cultura de hacer las cosas bien; de estudiar, trabajar y entender; de cuestionarse las cosas; de no hacer nada porque ‘así se ha hecho’. Una cultura en que el liderazgo se ejerce con el ejemplo y la cabeza, no con la billetera, el cargo o la edad”.

UN HOMBRE ATÍPICO

Piñera era una figura poco convencional. Y acá la política se funde con el mundo de los negocios. Fue un exponente de derecha, pero contrario a la dictadura de Augusto Pinochet y abierto partidario del No en el plebiscito de 1988, lo que le generó pros y contras dentro de su sector.

“Nunca fue un par. No participó en el régimen militar, condenó las violaciones a los derechos humanos y no compartió los valores propios de la derecha dura”, plantea Axel Callís, sociólogo y director de la agencia de investigación TuInfluyes.com. “Lo ‘pelaban’ diciendo ‘no es uno de los nuestros’, porque no venía de la tradición política de los partidos conservador, liberal y nacional de los años 60. Al no ser un par, siempre fue mirado con cierta distancia”.

Pero esa misma distancia se transformó en una ventaja, ya que lo convirtió en una persona que traspasaba las fronteras de la derecha tradicional en términos electorales y le daba independencia a la hora de hacer negocios. “Eso le permitió ser elegido como senador con una muy buena votación y dos veces Presidente, cosa que no ha hecho ningún otro exponente de la derecha clásica hasta ahora. Hay que recordar que Jorge Alessandri fue Presidente siendo independiente. Sebastián Piñera, siempre gozó, gracias a su estatus de empresario exitoso dentro de América Latina, de independencia para poder decir y hacer lo que quisiera sin que nadie lo mirara raro dentro del sector”, agrega Callís.

Llevando la pelota ahora al terreno empresarial, a juicio del sociólogo tampoco fue “uno de los nuestros” para los empresarios clásicos. “Fue visto como díscolo o como alguien demasiado independiente. Ya sea porque tenía negocios cruzados, dejaba heridos y aliados en el camino. Lo que uno veía desde afuera es que nunca perteneció a la ‘familia’ de los empresarios”.

Piñera, aclara Callís, “nunca fue un empresario de chimenea, como se decía antes, aquellos que tienen empresas que producen cosas, que generan miles de trabajos. Su éxito estuvo más bien en el mundo financiero, que tiene más que ver con la oportunidad, con la especulación. Muchos lo veían como alguien que forjó su fortuna a partir del riesgo y de las posiciones que tomaba dentro del mercado. Eso también lo hacía un empresario atípico dentro del ambiente chileno”.

Noguera, ingeniero comercial que se incorporó a Bancard en mayo de 2002 y que tras un MBA en Harvard volvió a la empresa como su gerente general en 2007, complementa esta mirada con características que confluían en Sebastián Piñera y que lo hacían, a su juicio, una persona excepcional. “Tenía una inteligencia privilegiada. Era capaz de entender lo esencial de los problemas y las oportunidades con profundidad y simplicidad. Esto le permitía tener una visión privilegiada del futuro, los cambios, desafíos y oportunidades”.

Por otra parte, agrega, “tenía una capacidad de trabajo que no he visto en otras personas. Estudiaba los temas, leía, conversaba, escuchaba. Trabajaba mucho, pero a la vez de manera muy eficiente. Le gustaba entender los temas en profundidad y entendía que esto requería esfuerzo y trabajo. Y lo que hacía, también lo exigía. No le gustaban las respuestas especulativas ni los intentos de chamullo. ‘¿Sabe o no?’, solía preguntar. Con él siempre era mejor un ‘no sé’ que intentar una salida poco decorosa. Era una persona muy preocupada de sus cercanos. Quizás sus formas de expresar aprecio no eran las más tradicionales, pero ahí estaban. Con un mensaje, un gesto, un regalo, una invitación… algo que demostrara que las personas eran importantes para él”.

FORTUNA DE PRIMERA GENERACIÓN

Los Piñera llegaron a Chile en 1827, específicamente a La Serena, ciudad balneario ubicada 470 kilómetros al norte de Santiago, en la Región de Coquimbo. Su padre, también ingeniero, incursionó en el sector inmobiliario con la constructora “Piñera, Covarrubias y Lyon”. Pero el negocio no anduvo bien y tras la quiebra de la empresa su carrera dio un vuelco hacia el servicio público, convirtiéndose en uno de los fundadores de la Democracia Cristiana, DC.

No había negocios familiares ni un patrimonio que sirviera de base para la fortuna que construyó el tercero de los Piñera Echenique. Si bien su primera incursión en el mundo de los negocios fue justamente en la industria inmobiliaria –inversión que fue financiada con los US$ 50 mil que recibió por un trabajo realizado para su profesor de finanzas públicas en Harvard, Richard Musgrave– el joven Sebastián fue diversificando sus inversiones. Y también multiplicándolas. Pero la vocación de servicio público que se respiraba en su casa lo marcaría a fuego. “No sé si Piñera se convirtió en un hombre rico porque le gustaba la plata; creo que fue porque le gustaba más la política, y eso le ofrecía la posibilidad de ser una persona más independiente políticamente. Ser ‘poderoso’ y ser independiente políticamente, y no depender de nadie”, plantea Axel Callís.

Proviene de una familia democratacristiana, agrega, “donde evidentemente tenía valores diferentes a los de la derecha tradicional. Su papá, don José, era una persona que claramente tenía una vocación democrática, de derechos humanos y de sencillez que eran admirables. Piñera crece en esa cultura, donde el servicio público está muy presente”.

Otros dicen que lo movía la adrenalina de la competencia, fomentada desde el seno de la casa familiar y que se convirtió en uno de sus rasgos distintivos. Sea cual fuera su leitmotiv, lo cierto es que el joven ingeniero fue construyendo un imperio económico a partir de esas iniciales incursiones.

“No le gustaban las respuestas especulativas ni los intentos de chamullo. ‘¿Sabe o no?’, solía preguntar. Con él siempre era mejor un ‘no sé’ que intentar una salida poco decorosa” — NICOLÁS NOGUERA, EX GERENTE GENERAL DE ODISEA.

EN LA VARIEDAD ESTÁ EL GUSTO

La venta de la Constructora Toltén, su primer negocio junto a su socio Antonio Krell, que comenzaron con dos sitios y liquidaron con más de 100, dejó un balance más que positivo. “Nunca había visto tanta plata, eran como US$ 2 millones”, dijo Piñera a revista Qué Pasa en 1992.

Bancard, a través de su filial Fincard, se convirtió en la principal emisora de tarjetas de crédito del país. El año 89 la vendió a Transbank, empresa que la maneja hasta la fecha. A este ingreso al mercado del dinero plástico se sumaron sus incursiones bursátiles, siempre con la audacia como rasgo característico.

Fue gerente general y presidente de Citicorp Chile, grupo que incluía a Citibank y al Banco Santiago. Corrían los años 80, década en que también participó en la creación de CMB SA – donde contó entre sus socios a Ignacio Guerrero, amigo que lo acompañó en la que fue su última travesía, 6 de febrero de este año– y que se transformaría en CMB Prime, principal fondo de inversión en infraestructura del país.

La representación de Apple en Chile, Editorial Los Andes S.A., la empresa de correos Postal Market. Una nueva apuesta en el mercado inmobiliario, como accionista de Constructora Aconcagua y de proyectos como Valle Escondido, Casa Grande, Las Bandurrias, Plaza Forestal y Parque Industrial Curauma. Su ingreso a la propiedad de Entel, presencia en el agro con la Sociedad Agrícola y Ganadera Los Corrales S.A., en la zona de Futrono, Región de Los Lagos. Inversiones en AntarChile, en la sociedad Calichera, Colbún, Farmacias Ahumada y la Compañía Sudamericana de Vapores. Un amplio abanico que rindió jugosos dividendos.

Entre sus múltiples negocios, hay algunos que tuvieron una particular relevancia, incluso más allá de lo netamente financiero. Nicolás Noguera recuerda que “de la época que me tocó estar con él, obviamente tenía un cariño especial por LAN Chile, empresa de la cual fue controlador y en la que ayudó a sus socios y amigos (la familia Cueto) a hacerla crecer y convertirla desde una pequeña aerolínea local a una líder regional e incluso global”.

Y es que en 1994, cuando la economía local iba en ascenso, Piñera apostó por una operación que lo llevó a las nubes. Literalmente, ya que entró al negocio aéreo con el 16% de LAN Chile, aerolínea chilena privatizada en 1989, que adquirió a la empresa sueca SAS. Al convertirse en Presidente de la República, se vio forzado a vender sus acciones en la principal línea aérea del país, que ese mismo año se fusionó con la brasileña TAM, dando origen a LATAM Airlines Group, el consorcio aerocomercial más grande de Latinoamérica y uno de los mayores a nivel mundial.

Otra de sus transacciones mediáticas fue la adquisición del canal de televisión Chilevisión, CHV, el año 2005. “También le tenía mucho aprecio a CHV. El negocio de la televisión era complejo y ya en aquella época en declive, pero junto al equipo ejecutivo que armó y los centenares de trabajadores lograron hacer brillar lo que era un pequeño canal con pérdidas y convertirlo en líder, tanto en audiencias como en rentabilidad”, agrega Noguera.

“No sé si Piñera se convirtió en un hombre rico porque le gustaba la plata; creo que fue porque le gustaba más la política, y eso le ofrecía la posibilidad de ser más independiente políticamente y no depender de nadie” — AXEL CALLÍS, SOCIÓLOGO.

En este recorrido por los hitos del Piñera empresario, no puede faltar su participación en la sociedad Blanco y Negro, controladora del popular club de fútbol Colo Colo. Movida que no muestra solo la versatilidad de su cartera de inversiones, sino que también atrajo miradas y cuestionamientos por ser Piñera un hincha declarado de Universidad Católica, que ahora se veía vinculado estrechamente a los albos. En una entrevista concedida al suplemento El Deportivo en 2017, el entonces Presidente explicaba esta jugada.

“Yo le tengo un tremendo cariño y respeto a la Católica, pero también aprendí a querer a Colo Colo”, señaló en esa oportunidad. Por su parte, su hermano, el cantante Miguel “Negro” Piñera, en más de una ocasión le puso pimienta a esta historia, revelando la real motivación de su incursión colocolina. “Cuando nos pusimos a hacer campaña, le dije, ‘hermano, la Cato son un 10 por ciento. Colo Colo es más del 50 por ciento. Ándate al Colo y ganarás más votos. Si quieres ser Presidente, tienes que ser colocolino’. Y ahí lo tengo en La Moneda”, dijo entre risas en el programa Abrazo de Gol de CDF.

LUCES Y SOMBRAS

No todo en la vida son historias de éxito. Y Piñera no fue la excepción. Hubo episodios que lo situaron en el ojo del huracán, con cuestionadas prácticas empresariales, para algunos en el límite de lo legal, que pusieron en tela de juicio su ética empresarial. El primero de ellos fue el caso de la quiebra del Banco de Talca, que alcanzó ribetes de escándalo en la época y que constituyó una de esas sombras en su camino al estrellato. Cometió errores en su gestión, incurrió en acciones que fueron más allá de la normativa bancaria, pero no hay evidencia de que haya lucrado personalmente.

“Cuando no se tiene chimenea se juega al límite. En el mundo financiero y de la especulación es así. Son las reglas del juego. Porque operas siempre sobre riesgo y anticipación, y ahí se juega siempre al límite. Es como natural en ese mundo”, señala Callís.

El uso de información privilegiada en la venta de las acciones de LAN, fondos en paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos, o mezclar la política con los negocios (por ejemplo, con su entrada en la propiedad de la pesquera peruana Exalmar en 2011, cuando era Presidente y Chile se enfrentaba a Perú por territorio marítimo en La Haya), son otras de las sombras que quedaron en el imaginario colectivo al hablar de su trayectoria empresarial.

Cuando decidió entrar en la carrera presidencial en 2009, traspasó su participación en empresas a sociedades anónimas abiertas y delegó en un fideicomiso ciego su gestión. La administración de sus negocios en el extranjero quedó en manos de Bancard. “Para muchos fue una sombra y para otros un atributo el que nunca dejara de estar observando los negocios y las oportunidades. Incluso cuando era precandidato, siempre tuvo vínculos con el quehacer empresarial”, puntualiza Callís.

Sin embargo, como alguien que trabajó muy cerca del dos veces Presidente, Nicolás Noguera precisa que “desde que inició su campaña de 2009 dejó el día a día de los negocios para dedicarse 100% al servicio público, y para hacerlo dejó sus negocios en manos de un grupo de jóvenes ejecutivos, en los que confió, y a los que nos dejó directrices claras, una cultura de cómo hacer las cosas y su ejemplo”.

EL ÚLTIMO DIALOGANTE

Nicolás Noguera afirma que Sebastián Piñera “vivió mil vidas en una”. ¿Cómo así? “Fue senador, presidente del partido político Renovación Nacional y dos veces Presidente de la República. Como Presidente lideró la reconstrucción post terremoto, rescató a los mineros, salvó miles de vidas por su manejo de la pandemia, generó crecimiento y empleo e impulsó leyes que han mejorado la calidad de vida de todos los chilenos. Fue un empresario exitoso, creó empresas, empleo y riqueza. Era curioso, le gustaba leer, saber, viajar, conversar. Era deportista, buceaba, jugaba fútbol y tenis. Era muy cercano a sus amigos, le gustaba verlos, compartir con ellos, era preocupado y ocupado. Dejó una familia maravillosa, a la que quería con un amor profundo. En su segundo periodo, casi todos los días pasaba a ver a sus nietos a la vuelta de La Moneda. Cada una de esas facetas da para retratar una vida excepcional; pero haber vivido todo eso a la vez, es algo único”, precisa.

Frente a una partida inesperada, definir su legado para muchos es prematuro, y haciendo la salvedad de que será el tiempo el encargado de darle su lugar en la historia, Axel Callís plantea, desde su mirada personal, que “el gran legado de Piñera es ser el último de un sector de la política que dialogaba, que entendía la política como un diálogo de construcción de acuerdos. Hoy veo que la política es solo hostilidad y diferenciación por parte de la derecha. Él pertenece a una generación que entendía que para avanzar hay que entregar algo. Creo que Piñera fue el último de los dialogantes de la derecha, así lo entendió durante el estallido social y así lo entendió siempre, durante su primer y segundo gobierno. También para la conmemoración de los 50 años del golpe de estado; siempre entendió la política de una forma en que su sector hoy no la comprende. Y es que el bien del país está por sobre salirse con la suya”.

“Él pertenece a una generación que entendía que para avanzar hay que entregar algo. Creo que Piñera fue el último de los dialogantes de la derecha” — AXEL CALLÍS, SOCIÓLOGO.

En la misma línea, Nicolás Noguera agrega que, “Sebastián Piñera no siempre fue bien comprendido respecto de su vida pública y también empresarial. Sin embargo, yo que estuve cerca de él muchos años, en muchos momentos clave, tengo la certeza absoluta de que en su vida pública siempre actuó motivado por el bien común, y en su vida empresarial siempre actuó con corrección y ética. Dedicó su energía, inteligencia y experiencia a hacer de Chile un mejor país, siempre buscando el diálogo, entendiendo que el objetivo de mejorar las vidas de sus compatriotas era lo realmente importante”.

El haber trabajado con él desde muy joven, confiesa, “fue la experiencia más significativa de mi vida profesional. Siempre estaré agradecido de todo lo que me enseñó, con su ejemplo, apoyo y visión.

Para trabajar con él, había que estar preparado. Había que estudiar, pensar, entender. Su exigencia me permitió aprender mucho y forjar mi carácter en el mundo empresarial. Sus anécdotas me dejaron enseñanzas valiosas. Su apoyo y lealtad me dieron la energía necesaria para liderar una empresa ejemplar, como lo es Odisea. Sebastián Piñera era meticuloso, estudiaba todo hasta al detalle, pero cuando te ganabas su confianza, te empoderaba y daba libertad”, concluye.